Un día como hoy, un año atrás, comencé uno de muchos cambios, una transición que me llevo a donde estoy hoy en día. Me he dado cuenta de que he hecho muchos cambios, algunos radicales y otros inesperados. Entre ellos dejar mi puesto de trabajo en una imprenta digital por propia voluntad y otra mudarme de Gran Canaria a Barcelona, donde resido actualmente.
Fue una decisión complicada, pero que tampoco me tomó mucho tiempo meditar. Realmente lo más difícil fue echar, literalmente, a una serie de personas que consideraba amigos de mi vida. A algunas de ellas, lo llevaba pensando desde hacia tiempo, pero siempre había algo que me detenía, ya sea por las malas circunstancias en las que me vi envuelto hace más de un año, me vi obligado a echar a las personas que no me convenía tener cerca, y poco a poco esa lista de nominados y expulsados fue creciendo… Y sinceramente, sea la razón por la que fuera la que esas personas ya no están, me alegro de que no estén, personas que solo me consumían y que no me apreciaban, o que simplemente iban a ser un obstáculo para mi.
Eso no implica que no recuerde a todas y cada una de esas personas, siempre estarán en mi memoria, para bien o para mal. Esta es la nueva dinámica de mi vida, la vida no se detiene por nadie, si alguien te obstaculiza simplemente sigue adelante, si para esa persona eres importante no te obstaculizara y en todo caso te ayudará. Y así lo he hecho, tengo a mi lado a personas positivas, alegres, luchadoras, emprendedoras y de confianza, sobre todo de confianza.
Todos nos podemos equivocar, errar o actuar mal, y entre ellos me incluyo lógicamente. Pero si errar de esa manera se vuelve un habito, ¡huye!
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