Una noche apacible se dislumbra ante mí,
un manto helado que me acoge,
su gélido abrazo me estremece y me digo…
…Estoy solo…
Ante las penas de mi vida,
las pocas ganas de volver a sentir,
de volver a dejar que mi corazón lata,
ya no me quedan ganas de amar.
Esconderé mi corazón bajo un manto transparente,
donde todos puedan mirar y nadie pueda entrar.
Perderé la llave de mi corazón,
me tornaré frio y desconfiado,
metódico y calculador,
donde la verdad será mi arma.
No habrá en mi rasgos de debilidad,
nada con lo que me puedan lastimar,
ser un hombre sentimental sin corazón,
con un corazón apagado,
que hace ya tiempo atrás dio su último latido.
Vagas esperanzas quedan,
menos fuerzas me aguardan,
apenas paciencia poseo,
solo me aguarda mi humilde morada y…
…mi cama vacía…