Lo que el TDAH me robó y enseñó: Reflexión sobre mi diagnóstico tardío.

Lo que el TDAH me ha robado, no es más que una pequeña reflexión de mi experiencia personal, después de recibir el diagnóstico tardío de TDAH con casi 42 años. No solo me ha robado, también me ha enseñado que algunas relaciones son como un bonsái: pequeñas, delicadas y hermosas, pero también frágiles. Si no las cuidas, si no estás presente y no les das toda tu atención, se marchitan y mueren lentamente, aunque en mi corazón sigan vivas.

Permanencia de objeto: el desafío de recordar.

A veces siento que mi mente es como un cajón viejo y desordenado, porque me he dado cuenta que no olvido a las personas, simplemente no las tengo siempre presentes, pero no porque no las quiera, no porque no me importen, sino porque mi mente no es capaz de tener su recuerdo presente. A esto se le llama «permanencia de objeto», la mayoría del tiempo solo puedo recordar a las personas que veo a menudo, pero por otro lado, solo basta un estímulo, una palabra, una imagen, para que vuelvan a aparecer todos los recuerdos, como si nunca se hubieran ido. Y es que, para mí, el tiempo no pasa de la misma manera, en mi mundo interior, todo sigue igual, aunque afuera, las cosas cambian y esa desconexión duele.

Cómo el TDAH afecta las relaciones personales.

A menudo me siento solo, aunque no lo diga. Me duele cuando alguien cree que no me importa, que no pienso en ellos, que los he dejado atrás. Pero la verdad es que mi cerebro no siempre me permite demostrarlo, en cientos de ocasiones he querido escribir, llamar, proponer un plan, un café, pero mi mente se acelera, se bloquea y empieza a sacar cualquier inseguridad que haya tenido y pienso que, quizá están ocupados, que no quieren verme. Al final, no hago nada y eso me pesa.

El impacto del TDAH en el amor y la amistad.

Algo que siempre me perturba, me taladra la cabeza y que no puedo dejar de pensar, me pregunto, ¿puedo ser un buen amigo, hijo o pareja? Quiero profundamente, amo con todo mi ser, pero a veces ese amor parece lejano, distante, como si mi corazón estuviera gritando, pero mi boca no supiera cómo expresarlo. Cada día trabajo para mejorar, para que quienes me rodean entiendan que soy diferente, que mi manera de amar también lo es. Nunca he sido el típico amigo que siempre está llamando, no te voy a mentir, siempre me ha pasado, pero eso no significa que no quiera a ciertas personas en mi vida.

Esto ha llevado a que muchas de las personas de mi vida, hayan desaparecido poco a poco, no les puedo culpar realmente, porque realmente las he alejado yo. Porque no he estado aunque quería estar, ¿suena fácil verdad?, solo hay que estar… pero ¿cómo voy a estar para alguién si apenas consigo acordarme? Y de está manera, cada vez me he sentido un poco más solo.

Diagnóstico tardío del TDAH: Alivio y frustración.

Rebobinando mucho, recuerdo que de niño, no entendía por qué me costaba tanto concentrarme, porque era tan olvidadizo. Mientras veía como los demás avanzaban con facilidad, pero yo me quedaba atrapado en mi mente, perdiéndome en pensamientos, ideas y distracciones. Yo mismo pensaba que era perezoso, que no era lo suficientemente bueno, que no era nada inteligente y mucho menos listo, mis profesores les solían decir a mis padres «es buen niño, muy noble, pero es demasiado despistado». Me castigaba, me decía a mí mismo que debía esforzarme más, que debía ser “normal”. Pero mis sueños, aquellos que imaginaba con tanto cariño, se iban desvaneciendo entre lágrimas de frustración.

Algunos pensareis que no es para tanto, pero para mi fue un mazazo detrás de otro, dejé muchas cosas sin hacer, porque yo mismo me auto percibía como poco inteligente e incapaz, algunas de las cosas que no hice fue la selectividad, ¿para qué? Un mendrugo como yo, no se graduaría jamás en la universidad, y nunca fuí.

Hace poco, a mis casi 42 años, todo comenzó a tener sentido. Descubrí gracias a mi pareja (es psicóloga), que tengo TDAH, con predominio de falta de atención y algunos rasgos de hiperactividad, aunque ella estaba segura del diagnóstico, como gran profesional que es, me aconsejó que solicitara la opinión de otros expertos y después de dos psiquiatras, el diagnóstico se confirmó.

Esa noticia fue como una llave que abrió un cofre lleno de respuestas que no sabía que necesitaba. Sentí alivio al entender por qué siempre me sentí diferente, pero también sentí tristeza, rabia e impotencia, porque no pude evitar pensar en todo lo que habría cambiado si lo hubiera sabido antes.

Encontrándome con el TDAH.

Ahora, con medicación y un nuevo entendimiento sobre mi mismo, estoy empezando a encontrarme, a valorar todo lo que he podido conseguir, a pesar del hándicap de no saber que tenia una neuro divergencia como es el TDAH y haber salido adelante sin las herramientas adecuadas que ahora tengo. Aún así, no es fácil, te lo aseguro, hay días en los que el desorden mental vuelve, en los que la inseguridad me pesa, pero estoy aprendiendo a ser más amable conmigo mismo, a aceptar que no necesito ser como los demás para valer. Mi camino es diferente, pero por fin ese camino es solo mío y poco a poco, estoy recuperando esos sueños que alguna vez creí perdidos.