Y despertar un día y pensar como tu vida se escurre entre tus dedos. Pensar mirándote al espejo, cuantas cosas has soñado con hacer, y ahora te ves demasiado decrépito como para siquiera intentarlas. Estar desayunando, esos cereales que ya te saben a cartón, porque piensas «Para qué voy a molestarme, si nada cambiará pese a intentarlo»…
Despierta.
Una cosa es segura, si tú no te mueves, valiente será la persona que trate de tirar de ti. Nunca es demasiado tarde para cumplir tus sueños. Nunca es demasiado tarde para pensar y decir, «Esto lo haré yo, porque siempre he pensado que se me daría bien y porque nunca me ha dado por intentarlo». El triunfo sobre las adversidades es lo que corona al ser humano frente a otros de su especie, es lo que diferencia a las ovejas que dirigen su vida en torno a una monotonía que roza la vulgaridad, al tratar de definir eso como tu vida. Siempre hay que tener un trabajo, pero no hay que vivir para tu trabajo. Piensa por ti mismo, muévete y actúa, deja de hacer el vago en el sofá y ve a divertirte, y ve a disfrutar de las maravillosas artes que nos depara el mundo. Vive, porque esta sí que es tu última oportunidad.
Y llenar algún día este despertar.